Autores: Oriol Figuera Godoy y Adolfo Nieto Losada

Revisor del texto: Dr. Emilio Fernández Peña

Keywords: Twitter, violence, La Liga, fans, ultras, football

Affiliations: Centre d’Estudis Olímpics de la Universitat Autònoma de Barcelona (CEO-UAB), Sport Research Institute UAB, Social Media and Global Sport Observatory

Cómo citar:

Figuera, O. & Nieto, A. (2018). Fútbol, violencia y el ocaso de Twitter: Evolución de los incidentes violentos y de la participación del aficionado en el trienio 2016-2019. Social Media and Global Sport Observatory, Centre d’Estudis Olímpics, Universitat Autònoma de Barcelona.

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Este trabajo ha sido posible gracias al proyecto de investigación Redes sociales y fútbol: violencia, participación de los públicos y ecología de la comunicación financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad en la convocatoria 2016-2018. CSO2015-69289-R.

This investigation has been possible thanks to the research project: “Social networking and football: violence, the participation of the public and the ecology of the communication”. Funded by the Ministry of Economy and Competitiveness of Spain in the 2016-2018 call. CSO2015-69289-R

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Abstract

Football as a social phenomenon and violence as an intrinsic part of human behaviour have been intertwined since the origin of sport itself. The arrival of social media entailed a new paradigm that transformed the communication and expression channels, breaking down the temporal and geographical barriers. These developments made Twitter the ideal platform for continued discussions and ongoing debate about football, a space for fans to express themselves beyond the grandstand of the stadium. This article analyses the activity of Spanish La Liga’s fans, hooligans, clubs and players along three consecutive seasons. Furthermore, the 39 cases collected by the Spanish National Commission against Violence at Sporting Events in the 2016-2019 period were studied so as to discover the connection between the incidents that occurred at the stadiums and Twitter. It is argued that there is a clear deceleration in the use of Twitter as a sports discussion platform for fans of La Liga in the last triennium. The disassociation between the collected cases gathered by the Anti-Violence Commission and its declining impact on Twitter reflects an increasingly lax criteria in the assessment of the violent acts during football matches by the Commission, as well as an estrangement from the fans’ interests.

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Introducción

El fenómeno de las redes sociales ha permeado en el mundo del fútbol de manera incontestable. Clubes, jugadores y hasta las propias competiciones se han sumado a la creación de perfiles en línea con tal de promover un acercamiento con los aficionados. La posibilidad de un intercambio directo en el que el monólogo de la comunicación deviene diálogo entre partes iguales ha sido una tentación demasiado sustanciosa como para que el fútbol moderno la dejara escapar. En un mundo hiperconectado en el que las transacciones se producen en cuestión de segundos, la era del periódico deportivo, que se demoraba veinticuatro horas en relatar los acontecimientos o la televisión, que también necesita del tiempo del montaje y la locución, han quedado relegadas ante la inmediatez del tuit. Esta sociedad digital hecha a base de bits ha sabido reconvertir los formatos a unidades mínimas de significado que se adaptan de forma coherente a la velocidad actual de intercambio de información. Así, el tuit, compuesto tan solo de 280 caracteres, se convierte en el aliado perfecto de aquellos que buscan información y entretenimiento fugaz y actualizado al minuto. Twitter, por tanto, ha evolucionado en apenas una década de plataforma minoritaria a punta de lanza de la actualidad. Sin embargo, con la aparición de nuevas aplicaciones más basadas en la imagen y el vídeo que en el texto, empiezan a aparecer signos de una cierta decadencia (figura 1). Se produce así un cruce de expectativas: el negocio del fútbol no para de crecer (García Ropero, 2017) mientras que el de Twitter parece encogerse.

Por otra parte, el fenómeno de la violencia en el fútbol ha estado presente desde la popularización de este deporte a finales del siglo XIX. Tras la Segunda Guerra Mundial, en medio de la recuperación socioeconómica, el entretenimiento volvió a ser un elemento fundamental en las relaciones sociales (Giulianotti et al., 1994). La práctica o acudir a acontecimientos deportivos fue tomando relevancia a lo largo de los años. A finales de la década de los 50 empezaron los primeros altercados provocados por aficionados en Inglaterra, cuya ira iba focalizada, principalmente, contra el árbitro y los jugadores rivales. No fue hasta mediados los años 60 cuando empezaron los problemas entre hinchas locales y visitantes (Giulianotti et al., op cit.). Fue en esa época cuando nació el conocido fenómeno hooligan que en la décadas de los 70 y 80 se extendió por todo Europa, dando la variante ultra italiana (Adán Revilla, 1993). En la mayoría de hinchadas europeas se puede apreciar una mezcla de los dos estilos de animación radical. En España el hooliganismo llegó en los años 80, no obstante la cúspide del movimiento fue en los años 90, cuando los distintos grupos ya se habían consolidado (Viñas, 2005) y provocado diversos altercados de gran calibre. Actualmente, este fenómeno está decreciendo, solo en los países de Europa del Este está en pleno apogeo, debido a que el hooliganismo llegó tras la caída de la Unión Soviética.

Este estudio analiza la participación de los aficionados al fútbol en Twitter durante el trienio 2016-2019, observando la evolución que se ha producido en dicha plataforma junto con los casos de violencia recogidos por la Comisión Antiviolencia de La Liga de Fútbol Profesional (LFP) española. Se pretende así averiguar si existe una retroalimentación de los comportamientos antisociales entre lo que ocurre en los estadios y las redes sociales.

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La época dorada del fútbol digital

Siendo el fútbol el deporte que, indiscutiblemente, atrae a más aficionados alrededor del mundo, es lógico pensar que atraiga en consecuencia una atención mediática sin parangón. La aparición de las plataformas digitales en forma de redes sociales a principios del siglo XXI provocó una disrupción en las formas en que el fútbol es consumido y compartido. A pesar del importante papel que aún juega la televisión, la multiplicidad de pantallas ha causado que el deporte profesional pueda ser disfrutado en cualquier momento y lugar, dando paso a una era de ‘plenitud digital’ (Hutchins y Rowe, 2009). Un informe publicado por Bettingsites en 2017 apuntaba que en el periodo que va de 2011 a 2016, el número de aficionados a los deportes en redes sociales creció un 11%. Es más, el mismo informe señala que el 10% de todos los usuarios de redes sociales terminan compartiendo contenido deportivo. En este sentido, las redes sociales han contribuido a canalizar las audiencias hacia la interacción, la abierta expresión de sus aficiones y entablar conversaciones con otras personas con las que comparte gustos o ideas (Abeza et al., 2019). Así, el 80% de los aficionados al deporte admite interactuar en plataformas sociales mientras ven los partidos en televisión, mientras que el 34% de los mismos acceden a contenidos deportivos en redes diariamente. En consecuencia, las redes sociales han ayudado a conformar un nuevo arquetipo de aficionado al deporte, hasta el punto que el 46% asegura que seguir a un equipo o a un atleta en las redes es algo importante que hacer como fan (Bettingsites, op.cit.).

Twitter en particular ha sido celebrada desde su nacimiento por dos de sus características principales: inmediatez y accesibilidad (Armstrong et al., 2016), lo que le ha llevado a alcanzar los 330 millones de usuarios mensuales en todo el mundo (Moreno, 2019), convirtiéndose así en una de las plataformas más usadas. Son estas dos características las que han propiciado el nacimiento de un debate en el seno de la plataforma, especialmente en los ámbitos de la política y el deporte, donde existe una confrontación constante (Billings & Hardin, 2014). De esta forma, Bettingsites (Op.cit.) señalaba que el 61% de los espectadores de deportes seguían los partidos online, mientras que el 56,8% de los consumidores creían que las redes sociales eran una tecnología con un fuerte impacto en los deportes. Además, el 93,3% de los líderes globales en deporte creían que la involucración en redes sociales de los fans crecerá en el próximo periodo de cinco a diez años. 

Así, Twitter se encuentre entre las tres redes sociales más usadas para comentar deportes, siendo que los fans admiten un uso 5,6 veces superior de la plataforma en días de partido (ibid.). Pese a esta apariencia de éxito, hay algunos indicadores que parecen apuntar hacia un cierto desgaste (figura 2).

Como se observa en la figura 2, de los veinte países donde es más usado, Twitter pierde usuarios en diez de ellos, con un crecimiento intertrimestral que arroja un saldo neto negativo de -3.365.000 usuarios. España es, además, el país con mayor decrecimiento: la actividad se redujo en un 6,7%, lo que se tradujo en 430.000 usuarios menos; una diferencia notoria si lo comparamos con los demás países donde también menguó el uso de Twitter.

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Hipótesis de la investigación

Con tal de comprobar si este descenso de la actividad general en Twitter se ha trasladado también al ámbito del fútbol en España, este estudio plantea la siguiente hipótesis:

Hipótesis 1: En los últimos tres años la actividad en Twitter por parte de los aficionados ha decrecido durante la competición de Liga. 

Asimismo, esta investigación pretende analizar si este descenso ha tenido reflejo en los incidentes violentos reportados por las autoridades y su repercusión en la plataforma virtual partiendo de la siguiente hipótesis:

Hipótesis 2: El número de incidentes en los estadios se ha mantenido relativamente estable según los datos proporcionados por la Comisión Nacional contra la Violencia en los Espectáculos Deportivos, pero su trascendencia en las redes sociales ha ido decreciendo al mismo ritmo que el uso de Twitter.

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Metodología

Los datos recopilados en Twitter han sido capturados y analizados gracias a la Digital Methods Initiative – Twitter Capture and Analysis Toolset (DMI-TCAT), una herramienta desarrollada por el grupo de investigación especializado en redes sociales Digital Methods de la Universidad de Ámsterdam, que permite extraer datos tras definir un dataset que incluye aquellas palabras o combinaciones de ellas denominadas ‘query’ (Borra y Rieder, 2014). 

Una vez definidos los correspondientes datasets, la herramienta procede al almacenamiento de aquellos tuits en los que aparecen uno o varios de los elementos determinados previamente en los queries. Esta metodología sigue la del “Proyecto Retos: Redes sociales y fútbol: violencia, participación de los públicos y ecología de la comunicación” financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, del cual parte esta investigación. Además del contenido de los tuits, DMI-TCAT también recupera metadatos como las menciones, respuestas, retuits, URLs, entre otros elementos. La herramienta también proporciona información sobre los indicadores básicos de los usuarios que han publicado los tuits capturados (cantidad publicaciones, número de seguidores, formato del contenido, etc.). 

Es importante matizar que la recolección de tuits tiene dos limitaciones principalmente:  la primera es que DMI-TCAT no permite el acceso al histórico, ya que empieza a captura una vez se ha programado. Y la segunda es que el volumen de tuits que cumplan la condición de captura no puede superar el 1% del total que se están publicando en Twitter a escala global. Esta última limitación, se ve paliada por las particularidades de los agentes que forman parte del objeto de estudio, porque la muestra recogida es lo suficientemente amplia como para desarrollar la investigación.

El análisis del big data recopilado a través de DMI-TCAT ha sido complementado con la revisión de las actas arbitrales y de la Comisión Nacional contra la Violencia en los Espectáculos Deportivos publicadas en la web de La Liga a lo largo de las tres temporadas que forman la muestra. En el Proyecto Retos se han enumerado y analizado cada uno de los casos de violencia certificada por los órganos reguladores del fútbol español. En los resultados, se analiza qué cantidad de incidentes ocurridos en las gradas de los estadios trascendieron a las redes sociales. Por ‘trascender’ se entiende la referencia directa de los usuarios en redes sociales al evento ocurrido en el estadio o en las inmediaciones al mismo, de forma que se establece una correlación entre lo que ocurre en la realidad y el espacio virtual.

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Resultados

A continuación se exponen los principales hallazgos resultantes del análisis de las tres temporadas estudiadas de la LFP. En primer lugar, en cuanto a la participación general en Twitter, cabe destacar el importante descenso que se aprecia en el número de tuits recopilados relativos a los comentarios de los aficionados sobre cada partido jugado, los jugadores y los equipos (figura 3). Durante la primera temporada analizada, la 2016/2017, se recabaron un total de 95.844.741 tuits, con una ratio de 2.522.230 por jornada. En la temporada 2017/2018, esta cantidad se redujo alrededor de un 8% hasta los 88.652.610 tuits, con una ratio por jornada de 2.332.963 tuits. Por último, en la temporada 2018/2019, se observa el más pronunciado declive, de alrededor de un 66% respecto a la temporada anterior, dejando tan solo 29.964.087 tuits recuperados y una ratio por jornada de 788.528 tuits.

Asimismo, en cuanto a la violencia registrada por organismos oficiales en los estadios, en la temporada 2016/17 fueron dieciséis los casos señalados, de los cuales siete fueron recogidos por razones de insultos en la grada a jugadores del equipo contrario (a Sergio Ramos en Sevilla, por ejemplo) o entre aficiones. Son los casos del derbi entre el FC Barcelona y el RCD Espanyol, entre el Málaga CF y el Sevilla FC o los cánticos antimadridistas en el Athletic de Bilbao-Eibar. Los otros nueve casos corresponden a peleas entre ultras (FC Barcelona y Alavés CF, Sevilla FC y Juventus Legia de Varsovia y Real Madrid CF), el lanzamiento de una botella a Neymar, insultos racistas a ciertos jugadores (Iñaki Williams, Denis Suárez) y cánticos ofensivos que recogieron las actas arbitrales. De estos dieciséis casos, trece de ellos (81,3%) trascendieron en Twitter, de forma que los aficionados condenaron el botellazo a Neymar pero también hubo quien tildó de “ratas del fondo de Mestalla”, “fascistas de siempre”, “los mierdas de Mestalla” a quienes supuestamente eran los causantes de la agresión. Por otra parte, ante las diversas peleas entre ultras, se aprecia a más personas condenando o lamentando los hechos que justificando, provocando o avivando. Si bien esto no siempre ocurre con educación o respeto. Así, cuando el Camp Nou celebró la lesión de un jugador del Espanyol durante un derbi, entre las reacciones en Twitter podía leerse: “pura gentuza”, “cabrones”, “putos mierdas”, “sois la escoria de Barcelona”. Ocurrió de igual forma ante ciertos gestos de Sergio Ramos en el estadio del Sevilla: algunos los condenan, otros animan a hacer “un tifo cagándose en los muertos” del jugador, señalando que es “la mayor mierda que hay en el fútbol”. Esta tendencia también quedó reflejada cuando Fernando Torres, que tras un lance del juego había quedado inconsciente, recibió cánticos de los ultras del Deportivo de la Coruña deseando su muerte. Diversos aficionados calificaron a dichos ultras de “escoria”, “basura”, “repugnante”, “ratas”. Por último, los numerosos insultos y amenazas entre aficiones que recogieron las actas de la Comisión Antiviolencia parecen haber pasado desapercibidos para el aficionado en las redes sociales, que no dio cuenta de ellas en sus comentarios.

En la temporada 2017/18 se contabilizaron nueve casos de violencia en los estadios, de los cuales cinco fueron sobre altercados entre grupos ultras en los aledaños de los recintos deportivos. Se identificaron enfrentamientos entre los hinchas radicales del Real Betis Balompié y el Sevilla FC, los del Athletic de Bilbao contra los del Spartak de Moscú y el Olympique de Marsella en la Europa League. En el primer enfrentamiento del Athletic, un ertzaina (policía vasca) murió debido a un paro cardíaco, este altercado generó mucho revuelo por la gravedad y la violencia de la batalla campal que hubo en las calles de la ciudad bilbaína. Fue el caso identificado de violencia más comentado en las redes sociales y los medios de comunicación tradicionales durante toda la temporada. Hubo un caso más de tumultos generados por ultras, en esta ocasión, los del Paris Saint Germain en Madrid antes de un partido de Champions League. También se identificó un enfrentamiento entre ultras vinculados al Valencia CF y al Atlético de Madrid en una manifestación política que tuvo lugar en Barcelona. Todas estas reyertas tuvieron impacto en las redes sociales, ya que los medios de comunicación y los aficionados al fútbol, informaron, analizaron y criticaron los distintos incidentes. Los cuatro casos restantes fueron insultos a los jugadores Dani Carvajal del Real Madrid, Leo Messi y Gerard Piqué del FC Barcelona; este último fue el que más improperios recibió en distintos estadios. Solo este caso trascendió en Twitter, probablemente debido a su especial agresividad y relevancia. Los cánticos de la Curva del RCD Espanyol contra Piqué fueron amenazantes, sexistas y ofensivos, siendo además dirigidos hacia su familia más directa, esposa e hijos. En total, el 66,6% de los casos identificados por la Comisión Antiviolencia tuvieron, a su vez, impacto en Twitter.

En la temporada 2018/19 hubo catorce casos de violencia en los estadios, y ninguno de ellos tuvo trascendencia relevante en Twitter para que el software de DMI-TCAT registrase actividad suficiente sobre los incidentes identificados por la Comisión Antiviolencia. Los principales afectados fueron los jugadores Gerard Piqué, Sergio Ramos, Dani Ceballos, Borja Iglesias y Theo Hernández, ya que estos recibieron diversos insultos en distintos estadios según relatan las actas arbitrales. Gareth Bale también estuvo implicado en un caso, pero no como víctima sino como perpetrador, ya que lanzó gestos provocativos a las gradas del Atlético de Madrid tras marcar un gol en el Derbi Capital. La Comisión Antiviolencia dio parte de ellos, pero no de los insultos de los aficionados hacia el jugador. En Twitter se podían leer comentarios como “Madridistas hijos de puta” o “Que se mueran lentamente”, pero no se consideraron para la muestra, ya que la Comisión Antiviolencia se limitó a informar del acto de Gareth Bale, que finalmente quedó sin sancionar. Algunos equipos como el Real Madrid, el FC Barcelona y el Atlético de Madrid también recibieron cánticos e improperios por parte de aficionados e hinchas radicales de otros clubes deportivos los cuales fueron recogidos por la Comisión Antiviolencia. El último caso de violencia no física se dio en el estadio del Sevilla FC donde hubo diversos insultos al colegiado que arbitró el partido entre el equipo andaluz y la Real Sociedad.

La figura 4 resume las tres temporadas según el número de casos de violencia oficialmente registrados por la Comisión Antiviolencia y el impacto o trascendencia que tuvieron en Twitter en función de si los aficionados comentaron dichos hechos. Si bien puede observarse una disminución de los casos de violencia de la temporada 16/17 a la 17/18, el repunte durante la última temporada impide trazar una evolución descendente de la misma. 

Donde sí se aprecia una clara tendencia es en el impacto que tuvieron los incidentes recogidos en Twitter. Mientras que los aficionados se hicieron eco del 81% de los casos registrados por la Comisión Antiviolencia en la temporada 2016/17, este porcentaje cayó hasta el 66% en la siguiente temporada hasta finalmente no recoger ninguno (0%) de los acontecimientos que la Comisión estimó como ‘violentos’ en la temporada 2018/19. Esto significa que los usuarios de Twitter, en el último año analizado, no estimaron comentar en la red social ninguno de los catorce incidentes ‘violentos’ que la Comisión Antiviolencia reportó.

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Conclusiones

A lo largo de este estudio de tres años se ha podido comprobar la evolución en dos aspectos clave relativos a la experiencia del fútbol moderno: la comunicación digital y los actos violentos que suceden alrededor de los partidos. En cuanto al primer factor, la prevalencia de Twitter que se venía observando en los últimos años como plataforma de uso creciente (Duggan et al., 2015) parece estar llegando a su fin. Si bien la muestra utilizada en este estudio no puede trasponerse como tendencia generalizada de uso, sí puede interpretarse como una clara pérdida de usuarios que comentan en torno a partidos de fútbol. Durante años, Twitter ha sido calificada como una plataforma fundamental en el contexto deportivo y promovida como mecanismo de mejora para la comunicación entre organizaciones deportivas, los medios, los deportistas y los fans (Hambrick et al., 2010). Sin embargo, este estudio ha dejado patente que existe una fuerte caída en el uso de Twitter como plataforma para comentar lo que ocurre antes, durante y tras los partidos de fútbol. Además, dicha caída no viene acompañada de un descenso equivalente en el uso generalizado de las redes sociales que pudiera justificarla sino, bien al contrario, el uso de las mismas sigue creciendo de forma generalizada (Clement, 2019). Esto podría significar que se está produciendo una migración hacia otras plataformas, especialmente Instagram, como ya señalan algunos estudios (Edison Research, 2019). De esta forma, esta investigación responde de manera positiva a la primera de las hipótesis planteadas. 

Asimismo, se ha podido apreciar cómo los aficionados suelen condenar la violencia o los malos gestos de jugadores o ultras pero a menudo caen en hacerlo con igual o mayor virulencia, con un lenguaje agresivo, ofensivo o que anima a otros aficionados a acometer un escarnio público contra una determinada persona o institución deportiva. Es decir, la violencia tiende a engendrar más violencia. A su vez, la propia violencia se manifiesta de múltiples maneras: puede ser física o psicológica, visible o invisible. No hay un solo modo de ejercer la violencia ni de analizarla, ya que la forma de expresarla puede tomar una infinidad de formas (Han, 2016). Así lo hemos visto en los casos estudiados, que van desde meros insultos a agresiones entre ultras y ensañamiento con ciertos jugadores. El número de casos a lo largo de las tres temporadas de La Liga analizadas ha sido oscilante, sin seguir ningún patrón aparente. La cantidad de incidentes ha ido aumentando y disminuyendo aleatoriamente porque el comportamiento de los aficionados, jugadores y equipos está condicionado por el devenir del juego, de la clasificación y de los acontecimientos extradeportivos. Tampoco se han percibido especiales esfuerzos de los organismos oficiales por controlar o prevenir los episodios violentos; de ahí que no se aprecie una reducción de los mismos. De la misma forma, se observa una manifiesta falta de control o monitorización de las redes sociales ligada a eventos deportivos por parte de las autoridades. Este estudio ha evidenciado que, si bien no siempre existe una correlación exacta entre los hechos que acontecen en los estadios y los comentarios en redes sociales, hay ocasiones en que ciertos conatos de violencia se reavivan en los entornos virtuales. Esto puede provocar un efecto contagio que, unido a la sensación de impunidad que causa el anonimato de las redes, puede derivar en comportamientos anómicos; es decir, un estado mental donde el sentido de la cohesión social del individuo se rompe (MacIver, 1950), “perdiendo las motivaciones para comportarse moralmente en el contexto de un sistema social” (Cohen, 2000: 189). Ante esta problemática, se antoja necesario enfatizar la urgencia de otras investigaciones que estudien ámbitos relativos a otros deportes u otras redes sociales y que por tanto amplíen la evidencia de que disponemos con tal de trazar posibles soluciones. 

Por otra parte, al detectar que los casos registrados por la Comisión Antiviolencia han ido perdiendo trascendencia en las redes sociales paulatinamente -hecho que confirma la segunda hipótesis de la investigación- se debe contemplar una reevaluación de los criterios oficiales en el uso del concepto de violencia que maneja este organismo. El descenso de la cifras se explica en buena medida porque no se registró ningún enfrentamiento físicamente violento: la Comisión no registró peleas o disturbios durante la temporada 2018/2019, que suelen ser los casos que suscitan mayor participación en las redes sociales por parte de los aficionados y los medios de comunicación. Podría deducirse por tanto que los insultos y los cánticos contra jugadores o instituciones deportivas son hechos normalizados, aceptados por todas las partes como algo intrínseco e inevitable en el juego, un elemento más del lenguaje metafóricamente belicoso que se representa durante un partido de fútbol. Es decir, en cierto modo estamos ante una banalización de la violencia cuando ésta no es ejercida físicamente, lo que puede derivar en una peligrosa infravaloración de sus potenciales daños que requerirá de mayores esfuerzos colectivos si como objetivo social nos planteamos erradicarla del deporte.

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